6. Dios el Padre por Lewis Sperry Chafer
A. EL PADRE COMO
LA PRIMERA PERSONA
Se indica que hay tres Personas en la Trinidad -el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo-y que ellas
son un solo Dios. La Primera Persona es designada
como el Padre. Por lo tanto, el Padre no es la
Trinidad, el Hijo no es la Trinidad y el Espíritu tampoco es la Trinidad. La Trinidad incluye las
tres Personas. Aunque la doctrina del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
está presentada en el Antiguo Testamento y estos términos se dan a las Personas de la Trinidad, el Nuevo Testamento define
y
revela la
doctrina total. Y en esta revelación
neotestamentaria el Padre aparece
eligiendo, amando y dando; el Hijo se revela sufriendo, redimiendo y sustentando; mientras que el Espíritu
se
manifiesta
regenerando, impartiendo poder y santificando.
La
revelación del Nuevo Testamento
se centraliza en revelar a Jesucristo, pero a la vez, presentando a Cristo como
el Hijo de Dios, la
verdad de Dios el
Padre
es
de esta manera revelada.
Dado
el
orden irreversible del Padre mandando y comisionando al Hijo, y el Hijo mandando y comisionando
al Espíritu Santo, el Padre se designa
correctamente en teología como la Primera
Persona sin rebajar en ninguna manera la inefable
deidad de la Segunda o la Tercera
Persona.
En la revelación concerniente a la paternidad de Dios pueden observarse cuatro aspectos
diferentes:
1) Dios como el
Padre de toda la creación
2) Dios el Padre por relación íntima;
3) Dios como el Padre de nuestro Señor Jesucristo, y 4) Dios como el Padre de todos los que
creen en Jesucristo como Salvador
y Señor.
B. LA PATERNIDAD
SOBRE LA CREACION
Aunque las tres Personas participaron en la creación y sostenimiento del universo físico y de
las criaturas que existen en él, la
Primera Persona,
o sea Dios el Padre, en una manera especial
es el Padre de toda la creación. De acuerdo a Efesios 3:14-15, Pablo escribe: «Por esta causa doblo mis rodillas
ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra.» Aquí toda la familia de criaturas morales, incluyendo ángeles y hombres,
son declaradas para constituir una familia de la cual Dios es el Padre. De una manera similar, en
Hebreos 12:9 la Primera Persona es nombrada como «el Padre de los espíritus», lo que parece otra vez incluir todos los seres morales tales como ángeles
y hombres.
De acuerdo a Santiago 1:17, la Primera Persona es el «Padre de las luces», una expresión peculiar que parece indicar que Él es el originador
de toda luz espiritual. En Job 38:7 los ángeles se
describen como hijos de Dios (Job 1:6; 2:1). A Adán se le refiere como de Dios por creación
en Lucas 3:38, por
implicación, un hijo de Dios. Malaquías 2:10 hace la pregunta: « ¿No tenemos todos un mismo Padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios?»
Pablo, dirigiéndose a los atenienses en la colina de Marte, lo incluyó en este argumento:
«Siendo, pues, linaje de Dios» (Hch. 17:29). En 1 Corintios 8:6 se hace la declaración: «Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios,
el Padre, del cual proceden todas las cosas.»
En las bases de estos textos hay suficiente
campo para concluir que la Primera Persona de la Trinidad, como el Creador, es el Padre de toda la creación, y que todas las criaturas
que tienen vida física deben su origen a Él. Solamente en este sentido es correcto referirse
a la paternidad universal de Dios. Todas las criaturas participan en este sentido en la hermandad universal de la creación. Esto no justifica, sin embargo, el mal uso de esta doctrina por los teólogos liberales
para enseñar la salvación universal, o que cada hombre tiene a Dios como su Padre en un sentido espiritual.
C. LA PATERNIDAD
POR UNA ÍNTIMA RELACION
El concepto y relación del padre y el hijo se usan en el Antiguo Testamento en muchas
instancias para relacionar a Dios con Israel. De acuerdo a Éxodo 4:22, Moisés instruyó al
Faraón: «Jehová ha dicho
así: Israel
es
mi hijo,
mi primogénito.» Esto era
más que ser
meramente su Creador y era menos que decir que ellos eran regenerados, pues no todo Israel
tenía vida espiritual.
Afirma una relación especial de cuidado divino y solicitud para con Israel similar a la de un padre hacia un hijo.
Prediciendo el favor especial sobre la casa de David, Dios reveló a David que su relación
hacia Salomón sería como de un padre hacia un hijo. El dijo a David: «Yo le seré a él padre, y él
me
será a mi hijo» (2 S.7:14). En general, Dios declara que su cuidado como un Padre será sobre todos
quienes confían en El como su Dios. De acuerdo al Salmo 103:13, la declaración se hace:
«Como el padre se compadece
de sus hijos, se compadece
Jehová de los que le temen.»
D. EL PADRE DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
La revelación más importante y extensa con respecto a la paternidad
de Dios se relaciona
con la vinculación de la Primera Persona a la Segunda
Persona. La Primera Persona se describe como «el
Dios y Padre de Nuestro
Señor Jesucristo» (Ef. 1:3). La revelación
teológica más comprensiva
del Nuevo Testamento es que Dios el Padre, la Primera Persona, es el Padre del
Señor Jesucristo, la Segunda Persona.
El hecho de que Jesucristo en el Nuevo Testamento se refiere frecuentemente como el Hijo de Dios, y que los atributos y obras de Dios le son constantemente asignados,
constituye de una vez la prueba de la deidad de Jesucristo y la doctrina de la Trinidad
como un todo, con Cristo como la Segunda Persona en relación a la Primera Persona, como un hijo
está relacionado a un padre.
Los teólogos,
desde el siglo l han luchado con una definición precisa de
cómo Dios es
el Padre de la Segunda Persona. Obviamente los términos «padre» e «hijo» son usados de parte de Dios
para describir la íntima relación de la Primera y Segunda Persona,
sin cumplir necesariamente
todos los aspectos que serían verdaderos en una relación humana de padre e hijo. Esto es
especialmente evidente
en el hecho de que ambos -el Padre y el Hijo- son eternos. El error de Arrio
en el siglo IV, que el Hijo fue el primero de todos los seres creados, fue denunciado por la
Iglesia temprana como una herejía, en vista del hecho de que la Segunda
Persona es tan eterna
como la Primera
Persona.
Algunos teólogos, mientras que afirmaban
la preexistencia
de
la Segunda Persona, han intentado empezar el papel de la Segunda
Persona como un Hijo en algún tiempo en la creación, en la Encarnación,
o en algún punto subsiguiente de especial reconocimiento hacia la Segunda
Persona, como su bautismo, su muerte, su resurrección
o su ascensión. Todos estos puntos de vista, sin embargo, son falsos, ya que la Escritura parece indicar que la Segunda Persona ha sido un Hijo
en relación a la
Primera Persona desde toda
la eternidad.
La relación
de Padre e Hijo, por lo tanto, se refiere a la deidad y unidad de la Santa Trinidad desde toda la eternidad,
en contraste a la Encarnación, en la cual el Padre estaba relacionado a la humanidad
de Cristo, la cual empezó en un tiempo. Dentro de la ortodoxia,
y en conformidad a ella, las palabras del Credo de Nicena (325 d.C.) -en respuesta a la herejía arriana del siglo IV-
declaran: «el Unigénito
Hijo de Dios, engendrado del Padre antes que
todos los mundos; Dios
de dioses, Luz de luz,
Dios absoluto, engendrado, no hecho,
siendo de una sustancia
con
el
<Padre>. En igual manera, el Credo de Atanasio declara: «El Hijo es del Padre solamente; no hecho ni creado, sino engendrado...
desde la eternidad de la sustancia del Padre.»
Usando los términos <Padre> e <Hijo>
para describir la Primera y Segunda
Personas, los
términos son elevados
a su más alto nivel, indicando unidad de vida, unidad
de carácter y atributos,
y aun una relación
en la cual el Padre pudiera
dar y enviar al Hijo, aun cuando esto se relaciona esencialmente con la obediencia del Hijo muriendo en la cruz. La obediencia de Cristo está
basada sobre su calidad de Hijo, no en ninguna desigualdad
con Dios el Padre en la unidad de la Trinidad.
Mientras que la relación
entre la Primera y la Segunda
Personas de la Trinidad es en realidad como la de un padre con su hijo y la de un hijo con su padre (2 Co. 1:3; Gá. 4:4; He. 1:2), el
hecho en sí de esta relación ilustra
una verdad vital que para hacerse accesible a nosotros condesciende a expresarse en la forma de pensamiento que corresponde
a una mente finita.
Aunque brevemente mencionada en
el
Antiguo Testamento
(Sal. 2:7; Is. 7:14;
9:6-7), es una de las enseñanzas más amplias del
Nuevo
Testamento, como
puede verse
en los
puntos que señalamos a continuación:
1. Se declara que el Hijo de Dios ha sido engendrado por el Padre (Sal. 2:7; Jn. 1:14, 18; 3:16,
18; 1
Jn. 4:9).
2. El Padre reconoce como su
Hijo al Señor Jesucristo (Mt. 3:17; 17:5;
Lc. 9:35).
3. El Señor Jesucristo reconoce a la Primera Persona de la Trinidad como su Padre (Mt. 11:27;
26:63-64; Lc. 22:29; Jn. 8:16-29, 33-44; 17:1).
4. Los hombres reconocen que Dios el Padre es el Padre del Señor Jesucristo (Mt. 16:16; Mr.
15:39; Jn. 1:34, 49; Hch. 3:13).
5. El Hijo manifiesta su
reconocimiento del Padre sometiéndose a El
(Jn. 8:29, 49).
6. Aun los demonios
reconocen la relación que existe entre el Padre y el Hijo (Mt. 8:29).
E. EL PADRE
DE TODOS
LOS QUE CREEN EN CRISTO
En contraste
al concepto de Dios el Padre como el Creador, el cual se extiende a todas las criaturas, está la verdad de que Dios es el Padre, en una manera especial, de aquellos que creen
en Cristo y han recibido
la vida eterna.
El hecho de que Dios es el Padre de toda la creación
no asegura la salvación de todos los hombres ni tampoco les da a todos vida eterna. La Escritura
declara que hay salvación
sólo para aquellos que han recibido a Cristo por la fe como su Salvador. La afirmación de que Dios el
Padre es el Padre de toda la Humanidad,
y que hay, por lo tanto, una hermandad universal entre los
hombres, no significa que todos son salvos e irán al cielo. La Escritura
enseña, en lugar de lo anterior, que sólo aquellos
quienes creen en Cristo para salvación son hijos de Dios en un sentido
espiritual. Esto no es en el terreno
de su nacimiento natural dentro de la raza humana, ni en el
terreno en el cual Dios es su Creador, sino más bien está basado sobre su nacimiento segundo, o espiritual, nacimiento dentro
de la familia de Dios
(Jn. 1:12; Gá. 3:26;
Ef. 2:19; 3:15; 5:1).
Por medio de la obra de regeneración que efectúa el Espíritu Santo, el creyente es hecho un hijo legítimo de Dios. Y siendo Dios su Padre en verdad, el redimido es impulsado por el Espíritu a exclamar: «Abba, Padre.» Por haber nacido de Dios, es ya un participante de la naturaleza divina y,
sobre la base de ese nacimiento, ha llegado a ser un heredero
de Dios y coheredero con
Cristo (Jn. 1:12-13; 3:3-6, Ro.
8:16-17; Tit. 3:4-7; 1 P.
1:4). El acto de impartir
la
naturaleza divina es una operación tan profunda efectuada en el creyente; que nunca se dice que la naturaleza así impartida pueda removerse por alguna causa.
Al llegar a la consideración de lo que las Escrituras
enseñan tocante al poder y autoridad
de Satanás en la actualidad,
se
darán más
pruebas de que
todos los hombres no
son, por su
nacimiento natural, hijos de Dios. Sobre este particular tenemos la evidencia de las más claras y
directas enseñanzas del Señor Jesucristo.
Refiriéndose a los que persisten en su incredulidad, El
dice: «Vosotros sois de vuestro
padre el diablo» (Jn. 8:44). Y de manera semejante
se expresa cuando, al describir
a los no regenerados, dice: «La cizaña son los hijos del malo» (Mt. 13:38). El apóstol Pablo dice que los
no salvos son «hijos de desobediencia» e
«hijos de ira» (Ef. 2:2-3).
Debe siempre recalcarse que ningún ser humano puede por su propia fuerza convertirse en un
hijo de Dios.
Esta es una transformación que sólo Dios es capaz de hacer, y El la efectúa
únicamente a base de la sola condición que El mismo ha establecido, es decir, que Cristo sea
creído y recibido en su carácter de único y suficiente Salvador (Jn.
1:12).
La paternidad de Dios es una doctrina importante del Nuevo
Testamento (Jn. 20:17; 1 Co.
15:24; Ef. 1:3; 2:18; 4:6; Col. 1:12-13; 1 P. 1:3; 1 Jn. 1:3; 2:1, 22; 3:1). La seguridad
del amor y el cuidado de nuestro Padre Celestial son un gran consuelo
para los cristianos y un estímulo a la fe y
la oración.
PREGUNTAS
1. ¿Cómo son contrastadas las obras del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en el Nuevo
Testamento?
2. ¿Cuáles son los cuatro aspectos distintos de la paternidad de Dios?
3. Resumir la evidencia de que Dios es el Padre de
toda la creación.
4. ¿Qué significa la paternidad de Dios por relación íntima?
5. Tratar la pregunta
de la eternidad de la relación
de padre e hijo entre Dios el Padre y
Jesucristo.
6. ¿Cuáles son algunas de las evidencias que sostienen el concepto de Dios el Padre
en relación a Jesucristo el Hijo?
7. ¿Qué quiere decir que
Dios es el Padre de todos los
que creen en Cristo?
8. ¿Cómo un
hombre
se convierte en un hijo de Dios?
9. ¿Cuáles son algunos de los resultados de convertirse en
un hijo de Dios?
10 ¿En qué error se incurre cuando
se dice que todos los hombres son
hijos de Dios?