1.
La Biblia: Palabra de Dios
por Lewis
Sperry Chafer
Incluso para un lector
ocasional de la Biblia, pronto se
pone de manifiesto que está leyendo un libro fuera de lo usual. Aunque cubre miles de años de la historia humana y está escrita por más de cuarenta escritores humanos, la Biblia no es una simple colección
de escritos, sino todo un
Libro que posee una fascinante continuidad. Se le llama «La Biblia», de la palabra griega biblos, que significa «Un libro». Su extraordinaria característica
es debida
al hecho
de
que
es
ciertamente la Palabra de Dios, aunque haya sido
escrita por autores humanos.
Se ofrecen dos líneas de evidencia que apoyan la conclusión
de que la Biblia es la Palabra de
Dios: 1) la evidencia interna; los hechos hallados en la propia Biblia y la propia afirmación de la Biblia concerniente a su origen divino; 2) la evidencia
externa; la naturaleza de los hechos dados en la Escritura, que apoyan su
carácter sobrenatural.
A. EVIDENCIA INTERNA
En cientos de pasajes,
la Biblia declara o afirma por sí misma ser la Palabra de Dios (Dt. 6:6-
9, 17-18; Jos.
1:8; 8:32-35; 2 S. 22:31;
Sal. 1:2; 12:6;
19:7-11; 93:5; 119:9, 11,
18, 89-93,97-100,
104-105, 130; Pr. 30:5-6;
Is. 55:10-11; Jer. 15:16; 23:29; Dn. 10:21; Mt. 5:17-19; 22:29; Mr.
13:31; Lc. 16:17; Jn. 2:22; 5:24; 10:35; Hch. 17:11; Ro. 10:17; 1 Co. 2:13; Col. 3:16; 1 Ts. 2:13;
2 Ti. 2:15; 3:15-17; 1 P.1:23-25;
2 P.3:15-16; Ap. 1:2; 22:18). Las Escrituras declaran, de muchas
formas diversas, que la Biblia es la Palabra de Dios y que su afirmación es clara e inteligible
para cualquiera. La afirmación constante
de los escritores del Antiguo Testamento, los del
Nuevo y del propio Jesucristo, es que la Biblia es la inspirada Palabra de Dios. Por ejemplo, el Salmo
19:7-11 declara que la Biblia es ciertamente la Palabra del Señor, y nombra seis perfecciones,
con sus
seis correspondientes transformaciones de carácter humano, que la Palabra cumple.
Jesucristo declaró que la Ley tiene que ser cumplida (Mt. 5:17-18). En Hebreos 1:1-2, no solamente se afirma que
Dios habló en el Antiguo
Testamento a los profetas con palabra de Dios,
sino que también lo hizo Su Hijo en el Nuevo.
La Biblia sólo puede ser rechazada Si se rechazan
sus constantes afirmaciones
de ser la Palabra de Dios.
B. EVIDENCIA EXTERNA
La Biblia no sólo afirma y reclama para sí el ser la Palabra de Dios, sino que apoya estas afirmaciones
por
abundantes evidencias
que
han
convencido con frecuencia incluso
a
los
lectores más escépticos.
1. La continuidad de la Biblia. Uno de los más
sorprendentes y extraordinarios hechos respecto a las Escrituras es que, aunque fueron escritas por más de cuarenta autores que vivieron
a lo
largo de un período de más de 1,600 años, la Biblia es, no obstante, un Libro y no una
simple colección de 66 libros. Sus autores proceden de los más diversos lugares y situaciones de la vida; hay reyes, campesinos,
filósofos, hombres de Estado, pescadores, médicos,
eruditos, poetas y agricultores. Vivieron
en diferentes culturas, en diferentes experiencias existenciales, y con frecuencia fueron completamente distintos en carácter. La Biblia tiene una continuidad que puede ser observada desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
La continuidad
de la Biblia puede ser constatada en su secuencia histórica que comienza con la creación del mundo presente hasta la de los nuevos cielos y la nueva
tierra. El Antiguo
Testamento
revela temas doctrinales
tales como la naturaleza del propio Dios, la doctrina del pecado, la de la salvación y el programa y propósito de Dios para el mundo como un todo, para
Israel y para la Iglesia.
La doctrina
está progresivamente presentada
desde sus principios en forma de introducción, hasta su más completo desarrollo.
El tipo está seguido por el antitipo, la
profecía por su cumplimiento.
Uno de los temas continuados
de la Biblia es la anticipación,
presentación, realización y exaltación de la persona más perfecta
de la tierra y los cielos, nuestro Señor Jesucristo. El relato de tan fascinante
Libro, con su continuidad de desarrollo,
exige un milagro mucho mayor que la inspiración
en sí misma. De acuerdo con esto, los creyentes de la
Escritura, si bien reconocen la factura humana de varios de sus libros, su continuidad y su guía
se deben a la inspiración del Espíritu Santo.
2. La extensión de la revelación
bíblica. En su manifestación de la Verdad, la Biblia es
inextinguible. Al igual que un telescopio, se adentra en el universo desde las infinitas
alturas y profundidades de los cielos,
hasta la tremenda hondura del infierno y capta las obras de Dios
desde el principio hasta el fin. Como un microscopio, revela los más diminutos detalles del plan
y el
propósito de Dios y la perfectísima obra de la creación. Al igual que un estereoscopio, sitúa
a todos los seres y objetos, tanto si están en los cielos como en la tierra, en correcta relación, los
unos con los otros. Aunque muchos de los libros de la Biblia fueron escritos en los comienzos
del conocimiento humano, en una época en que sus autores
ignoraban
por
completo los
modernos descubrimientos,
lo que ellos escribieron, sin embargo, no ha sido nunca contradicho por posteriores descubrimientos, y
los antiguos escritos de
la Escritura se
hallan
sorprendentemente adaptados a modernas situaciones. En el amplísimo
contexto de su revelación, la
verdad bíblica alcanza horizontes insospechados que
van
más allá
del
descubrimiento humano, alcanzando, como de hecho lo hace, desde la eternidad
del pasado, a la
eternidad del futuro, revelando hechos que sólo Dios puede conocer. No existe otro libro en todo
el mundo que haya intentado siquiera presentar la Verdad de un modo comprensible como lo
hace la Biblia.
3. La influencia y publicación de la Biblia. Ningún otro libro ha sido jamás publicado en
tantas lenguas e idiomas, por y para tan diferentes pueblos y culturas, como la propia Biblia. Sus páginas están entre las primeras que fueron impresas cuando se inventaron las prensas de la moderna imprenta.
Millones de copias
de
la Escritura
han
sido publicadas en todas las
principales lenguas del mundo, y no hay una sola lengua escrita que no tenga, al menos, una
porción impresa de la Biblia. Aunque los escépticos, como el francés Voltaire, infiel y herético,
han predicho con frecuencia que la Biblia quedaría
relegada al olvido
en el
paso
de
una
generación, e incluso autores del siglo XX han pronosticado que la Biblia pronto sería un libro
olvidado, lo cierto es que la Biblia continúa publicándose en número creciente
y en mayor número de lenguas que antes. Otras religiones han sobrepasado
a la Cristiandad en número de
seguidores, pero no han sido capaces de ofrecer ninguna
revelación
escrita comparable a la Escritura. En nuestra época moderna, la influencia de la Biblia
continúa su ritmo de difusión incesante. Para los no salvos es la «espada del Espíritu» (Ef. 6:17) y para los salvos es un poder
efectivo, santificante y que limpia de toda mancha (Jn. 17:17; 2 Co. 3:17, 18; Ef. 5:25, 2ó). La Biblia
continúa siendo la única base divina para la ley y la moralidad.
4. El
contenido de la Biblia. El carácter sobrenatural
de la Biblia se aprecia en el hecho de que trata tan libremente con lo desconocido y, desde luego, incognoscible, como con lo que es
conocido. Describe
la eternidad en el pasado, incluyendo la creación antes de que el hombre existiese. Se revelan
la naturaleza y las obras de Dios. En las profecías bíblicas
se manifiesta la
totalidad del programa divino para el mundo, para Israel
y para la iglesia, culminando en esta última, que es eterna.
En cada materia presentada y descrita,
sus declaraciones son decisivas,
concretas y están al margen del tiempo. Su naturaleza comprensiva
ha hecho a sus lectores sabios en la verdad que se relata
tanto en el tiempo como en
la eternidad.
5. La Biblia como literatura. Considerada como obra literaria, la Biblia es también algo
supremo. No solamente contiene la historia gráfica, sino la profecía
en detalle, la más bella
poesía y el drama,
relatos de amor y de guerra, las especulaciones de la filosofía y cuanto se
relaciona con la verdad bíblica. La variedad de la producción de sus autores está contrastada
por la multiplicidad de sus materias. Ningún otro libro de literatura tiene tantos lectores
apasionados de todas las edades y de todos los. grados de inteligencia y.erudición.
6. La autoridad sin prejuicios de la Biblia. El carácter humano de los autores de la Biblia,
carece de prejuicios
en favor del hombre. La Biblia registra
y señala, sin vacilar, el pecado y la debilidad de los mejores hombres, y advierte gráficamente a aquellos que confían en sus propias
virtudes de su condenación final. Aunque escrito por humanos, es un mensaje de Dios hacia el hombre, más bien que un mensaje del hombre para el hombre. Aunque algunas veces habla de
cosas terrenales y de
experiencias
humanas, también describe con claridad y autoridad
cosas tanto de los cielos como de la tierra, visibles o invisibles; revelando hechos acerca de Dios, de los ángeles, los hombres, del tiempo y de la eternidad; de la vida y la muerte, del pecado y la salvación, del cielo y del infierno.
Semejante libro no podría haber sido escrito por el hombre -si
hubiese tenido que elegir hacerlo, y aun de haber
podido, nunca habría querido hacerlo- al margen de la divina dirección. Por tanto, la Biblia, aunque escrita por hombres, es un mensaje
que procede de Dios, con la certeza, la seguridad y la paz
que sólo Dios puede proporcionar.
7. El carácter supremo de la Biblia. Por encima de todo lo dicho anteriormente, la Biblia es
un libro sobrenatural
que revela la persona y la gloria de Dios manifestada en Su Hijo. Tal persona,
Jesucristo, jamás pudo haber sido la invención de un hombre mortal,
ya que Sus perfecciones nunca podrían haber sido comprendidas ni por los hombres más sabios y santos de esta
tierra. El supremo carácter de la Biblia está apoyado por su revelación del carácter supremo en la persona de Jesucristo.
Como consecuencia de la combinación
de las cualidades
sobrenaturales y procedentes del hombre que
entran en la composición de
la Biblia, puede observarse
una similitud entre la Biblia como la Palabra escrita y el Señor Jesucristo como el Verbo viviente. Ambas son sobrenaturales
en origen, presentando
una mezcla inescrutable y perfecta
de lo que es divino y de lo que es humano. Ambas
también ejercen
un
poder de transformación
sobre aquellos que creen, e igualmente permitido por Dios como algo negativo y rechazado
por los que no creen. Las
perfecciones divinas, impolutas
y en toda su grandeza que no sufre la menor disminución,
están inmersas en ambos aspectos. Las revelaciones
que muestra son igualmente tan simples como la capacidad mental de un niño, y tan complejas como los infinitos
tesoros de la divina sabiduría
y el divino conocimiento, sostenidas por el Dios que las ha revelado.
PREGUNTAS
1. ¿Qué significa la palabra «Biblia»?
2. ¿En qué consisten las dos líneas generales de evidencia
de que la Biblia es la Palabra de
Dios?
3. Mencionar cinco pasajes del Antiguo Testamento y otros cinco del Nuevo en que la Biblia
declare o asuma por sí misma el
ser la Palabra de Dios.
4. Mencionar
seis perfecciones, con sus seis correspondientes transformaciones, del carácter
humano que la
Palabra cumpla de acuerdo
con el Salmo 19:7-11.
5. ¿Por qué
es la continuidad de la Biblia una evidencia de su inspiración?
ó. ¿Cuáles son algunas de las evidencias de la
continuidad de la Biblia?
7. ¿En qué difiere la Biblia de otros libros respecto a la expresión de su revelación
de la verdad?
8.
¿De qué forma
tiene
relación la
extensiva publicación
de
la Biblia con su poder
transformador?
9. Describir y relatar
el carácter sobrenatural de la Biblia
con relación a su contenido.
10. Evaluar
la Biblia en su carácter literario.
11. ¿Cómo puede ser relacionada la cualidad humana de su confección con la autoridad exenta
de prejuicios de la Biblia?