4. La Biblia:
Como
Revelación Divina por Lewis
Sperry Chafer
A. FORMAS DE LA REVELACION DIVINA
La Biblia tiene como objetivo y propósito el ser la revelación del ser, las obras y el programa
de Dios. Que
un Dios infinito buscase el revelarse
a sí mismo a sus criaturas, es razonable y esencial para
el cumplimiento de los propósitos
de Dios en la creación. Es, por otra parte,
natural que los seres racionales
intenten saber algo respecto al Creador que les ha dado vida. Si el
hombre es el más alto orden de las criaturas, que tiene la capacidad de reconocer
y tener una intima comunión con el Creador, es, por
tanto, también razonable esperar que el Creador se comunicase
con sus criaturas, revelándoles su propósito y su voluntad. Hay tres vías de máxima importancia y que han sido utilizadas por
Dios para revelarse a sí mismo.
1. La revelación de Dios en la creación. El poder eterno y el carácter de Dios se revelan por
las cosas que han sido creadas (Ro. 1:20). El mundo de las cosas naturales,
siendo una obra de Dios, muestra que Dios es un Dios infinito en poder y sabiduría y que ha diseñado
y creado el mundo físico para un propósito inteligente. La revelación
de Dios mediante la Naturaleza,
sin
embargo, tiene sus limitaciones,al no aparecer claramente manifestado el amor y la santidad de
Dios. Mientras que la revelación
en la Naturaleza es suficiente
para que Dios pueda juzgar al
mundo pagano por no adorarle como su Creador, no revela un camino de salvación mediante el
cual los pecadores puedan
ser reconciliados con un Dios santo, sagrado.
2. Revelación en Cristo. Una suprema revelación de Dios fue suministrada en la persona y la obra
de Cristo, que nació en su debido tiempo (Gá. 4:4). El Hijo de Dios vino al mundo para
revelar a Dios a los hombres en
términos que pudiesen
comprender. Por su
llegada como hombre
mediante
el acto
de la
encarnación, los hechos relacionados con Dios, que de otra
forma hubiesen sido muy difíciles
para la comprensión
humana, se trasladan al limitado alcance de la
comprensión y el entendimiento humanos. Así pues, en Cristo, no sólo se revela el poder y la
sabiduría de Dios, sino también su
amor, la bondad divina, su santidad y su gracia.
Cristo declaró:
«El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Jn. 14:9). En consecuencia, el que conoce a
Jesucristo, también conoce al Dios Padre.
3. La revelación
en la Palabra escrita.
La Palabra escrita de Dios es capaz, sin embargo, de
revelar a Dios en términos
incluso más explícitos de los que puedan ser observados en la persona
y obra de Cristo. Como previamente se ha demostrado,
es la Biblia la que nos presenta a Jesucristo tanto como el objeto de las profecías, como en su cumplimiento.
Con todo, la Biblia va aún más allá; dando detalles respecto a Cristo, muestra el programa de Dios para Israel, para
las naciones, así como para la iglesia, y trata
de muchos otros temas de la historia del género humano y del universo. La Biblia no sólo presenta a Dios como su tema fundamental, sino que también nos muestra sus propósitos. La revelación escrita lo incluye todo en sí misma. Expone
de la forma más clara y convincente todos los hechos
que conciernen a Dios y que están
revelados en la Naturaleza, y proporciona el único registro que atañe a la manifestación de Dios en Cristo. También se extiende
la divina revelación en grandes detalles
que se relacionan con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, los ángeles, los demonios, el hombre, el pecado, la salvación,
la gracia y la gloria. La Biblia, pues, puede ser considerada como el complemento perfecto de la
divina revelación de Dios, parcialmente
revelada en la Naturaleza, y más plenamente revelada
en Cristo, y revelada completamente en
la Palabra escrita.
B. REVELACION ESPECIAL
A través de toda la historia
del hombre, Dios ha suministrado una revelación especial. Se
registran muchas ocasiones en la Palabra de Dios en que habla directamente al hombre, como El
lo hizo en el jardín del Edén, o a los profetas
del Antiguo Testamento,
o a los apóstoles en el Nuevo. Algunas de estas
revelaciones especiales fueron registradas en la Biblia y forman el
único y autorizado registro
inspirado que tenemos de tal revelación especial.
Una vez completos
los 66 libros de la Biblia, la revelación especial en el sentido ordinario
de la expresión parece haber cesado.
Nadie ha sido capaz de añadir con éxito un solo versículo a las Escrituras como declaración verdadera. Las añadiduras
apócrifas son claramente inferiores y sin la inspiración propiamente dicha que caracteriza siempre
todo escrito de la Escritura.
En lugar de la revelación especial, sin embargo, una obra del Espíritu Santo ha caracterizado
especialmente la edad presente.
Así como el Espíritu de Dios ilumina o arroja luz sobre
las Escrituras,
hay una forma legítima de tiempo presente en la revelación
procedente de Dios, en la cual las enseñanzas de la Biblia se aclaran y se aplican a la vida de los individuos y las circunstancias.
Emparejada con la obra de iluminación está la obra del Espíritu como guía, cuando las verdades generales escriturísticas se aplican a las necesidades particulares de un
individuo. Aunque ambas cosas
-la guía y la iluminación- son obras genuinas de Dios, no
garantizan que un individuo comprenda perfectamente la
Biblia, o en todos los casos la comprenda adecuadamente con la guía de Dios. Así, mientras que la iluminación y la guía son
una obra del Espíritu, no poseen
la infalibilidad de la Escritura, puesto que los receptores son seres
humanos de por sí falibles.
Aparte de esta obra del Espíritu de Dios, no obstante,
al revelar lo que significa la Escritura,
no hay comprensión
real de la verdad, como se declara en 1 Corintios 2:10. La verdad de la Palabra de Dios
necesita
ser revelada a nosotros por el Espíritu de Dios, y necesitamos ser
enseñados por el Espíritu (1 Co. 2:13). Según 1 Corintios 2:14, «... el hombre natural no percibe
las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura y no las puéde entender, porque se han de discernir espiritualmente». En consecuencia, la Biblia es un libro cerrado, por lo que respecta a su verdadero significado, para quien
no sea cristiano
y no esté enseñado por el
Espíritu. Ello requiere, además, por parte del individuo estudioso de la Escritura, una íntima
proximidad con Dios en la cual
el Espíritu de Dios sea capaz
de revelar su verdad.
C. INTERPRETACION
Al recibir
la revelación que proviene
a través del Espíritu Santo, en la forma en que El enseña la
Palabra de Dios a un creyente en Cristo, los problemas de interpretación de la Biblia se hacen
evidentes. Son necesarias ciertas reglas básicas si se tiene
que comprender la ciencia de la
interpretación, llamada «hermenéutica». Aunque
existe confianza y seguridad en el Espíritu
Santo para la instrucción
en la Palabra
de Dios, hay ciertos
principios que tienen que ser enumerados.
1. El propósito de la Biblia
como un todo. Al interpretar la Biblia, cada texto tiene que ser
tomado
a
la luz del contenido total de la Escritura,
para que la Biblia no se contradiga
a sí misma.
2. El mensaje particular
de cada libro de la Biblia. La interpretación de la Escritura necesita
siempre tomar en consideración el propósito del libro, del cual forma parte. Un estudio del
Eclesiastés es, según esto, completamente diferente del de un libro como el Apocalipsis, o los
Salmos,
y la interpretación tiene que estar en relación con el propósito del libro.
3. A quién va dirigido. Mientras que toda la Escritura ha recibido por igual la inspiración de Dios,
no toda Escritura es igualmente
aplicable. Muchas falsas doctrinas se han producido mediante una
errónea
aplicación de la Escritura. De esta forma, la cuestión se plantea en lo
concerniente a quién se
considera en un pasaje particular. Es preciso distinguir la aplicación primaria y secundaria.
La aplicación primaria puede
extenderse sólo al individuo
o grupo a quien va dirigida la Escritura,
como, por ejemplo, la Epístola a los Gálatas o un salmo escrito por David. Hay casi siempre una segunda aplicación, cómo las verdades particulares se producen el
texto escriturístico y que se descubre que tienen una aplicación general
más allá de aquel
a quien
están realmente dirigidas.
Así, mientras la ley en el Antiguo Testamento está dirigida a Israel, los cristianos
pueden
estudiarla con provecho
como una revelación
de
la santidad
de
Dios, cambiando algunos particulares en su aplicación a nosotros.
4. El contexto. Una de las importantes consideraciones en la exposición
de cualquier texto es
considerar el contexto inmediato. Con frecuencia esto
proporciona la pista para lo
que fue escrito intencionadamente en esa declaración particular. La Escritura
que precede y sigue cualquier
versículo dado ayuda al lector
a comprender
tal versículo en sí mismo.
5. Las enseñanzas similares en otra parte de la Palabra de Dios. Ya que la Biblia no puede contradecirse a sí misma, cuando se hace una declaración teológica
en un versículo ha de estar armonizada
con cualquier otra
declaración teológica similar en
otra parte. Esta
es
la
tarea particular
de la teología sistemática, la cual intenta tomar toda la revelación divina y exponer de
forma clara y convincente su contenido en una forma doctrinal que no sea contradictoria de
cualquier porción o parte de la Sagrada Escritura. Con frecuencia, unos libros se complementan recíprocamente con otros. Por ejemplo, el libro del Apocalipsis repetidamente depende para su interpretación del libro de Daniel u otro del Antiguo
Testamento, en sus profecías. Si el Espíritu
Santo es el autor de la totalidad de la Palabra
de Dios, lo que se dice en un lugar, debe
ayudarnos a comprender lo que se
dice en otro, en la Escritura.
6. Exégesis precisa de las palabras
en un texto particular. La Biblia fue escrita originalmente
en hebreo y en griego, y con frecuencia se presenta
la dificultad de su correcta traducción. Por tanto, el conocimiento
del lenguaje original es muy necesario para determinar con exactitud lo
que dice el texto. Los estudiosos de la Escritura
que no disponen de esos recursos técnicos,
pueden ayudarse frecuentemente por comentarios y exposiciones hechos por autores capacitados para arrojar luz sobre un texto particular. Aunque para la mayor parte de los propósitos una buena
traducción es suficiente, un estudioso que ponga cuidado en su esfuerzo se ayudará a
veces consultando trabajos
de autoridades competentes, capaces
de aclarar un texto específico.
Por añadidura,
para determinar el significado real de las palabras,
la adecuada interpretación asume que cada palabra
tiene su significado literal normal, a menos que haya buenas
razones para considerarla como una figura del discurso.
Por ejemplo, la tierra prometida a Israel no debe ser considerada como una referencia al cielo,
sino más bien como una referencia literal a la Tierra Santa. Por la misma razón, las promesas dadas a Israel no deberían ser espiritualizadas
para aplicarlas a los creyentes gentiles en Cristo. La regla de interpretación es que las palabras
deben tener su significado
normal, a menos que el contexto indique
claramente que se intenta emplear una figura de dicción en el discurso.
7. Precauciones
contra los prejuicios. Si bien es adecuado
para cualquier intérprete de la
Escritura el aproximarse a un pasaje con la convicción
teológica que surge del estudio de la
totalidad de la Biblia,
hay
que tener cuidado en no retorcer el texto respecto a lo
que no dice, con objeto de armonizarlo con ideas preconcebidas. Cada texto debe hablar por sí mismo, y ello hay que permitirlo
incluso si deja
temporalmente sin resolver algunos
problemas de armonización con otra parte de la Escritura.
Al interpretar la
Biblia,
es
importante
considerar a la Escritura
como
una
comprensiva
revelación que tiene como fin el ser comprendida por todos
los que son enseñados por el Espíritu. La Biblia tiene la intención
de comunicar la verdad, y cuando está adecuadamente
interpretada, contiene en sí
un sistema de doctrina que es armonioso y no contradictorio.
PREGUNTAS
1. ¿Por qué
es razonable asumir que
Dios haya deseado revelarse a sí mismo al
hombre?
2. ¿Cuál es la extensión y la limitación de
la revelación en la Naturaleza?
3. ¿Hasta qué extremo es
Cristo una revelación de Dios?
4. ¿Por qué
ha sido la Palabra escrita necesaria
para revelar a Dios completamente?
5. ¿Cuáles son algunos de los temas más importantes de la revelación divina y que no pueden ser aprendidos en la Naturaleza?
6. ¿Qué quiere significarse por revelación
especial?
7. ¿Qué
obra del
Espíritu ha reemplazado
hoy la
revelación especial
y
por
qué
es ello
necesario?
8. ¿Por qué es preciso tomar en consideración a la Biblia como un todo, al igual que el mensaje particular
de cada libro de los
que componen la Escritura?
9. ¿Cuáles son los peligros de aplicar mal la Escritura, y por qué es preciso distinguir
la aplicación primaria y secundaria?
10. ¿A qué
se contribuye con el
contexto de cualquier pasaje?
11. ¿Por qué es preciso que la interpretación de un texto esté en armonía con otros pasajes
bíblicos?
12. ¿Hasta qué extremo se
requiere
que la exégesis sea precisa?
13. ¿Hasta qué extremo debería
el significado normal de las palabras
determinar el significado
de un pasaje?
14. ¿Cuál es el peligro de los
prejuicios al interpretar la Escritura?