20. Las Dispensaciones por
Lewis Sperry Chafer
A. EL SIGNIFICADO
DE LAS DISPENSACIONES
En el estudio de las Escrituras
es importante
entender que la revelación
escritural se divide en períodos
bien definidos.
Estos están claramente separados,
y reconocer estas divisiones y sus
propósitos divinos constituye uno de los factores más importantes
en la verdadera interpretación de las Escrituras. Estas divisiones se conocen como «dispensaciones», y en períodos de tiempo sucesivos
se pueden observar diferentes
dispensaciones.
Una dispensación puede definirse
como
una etapa en la revelación progresiva de Dios y
constituye una administración o regla de vida distinta.
Aunque el concepto
de una dispensación y de una
época en la Biblia no es precisamente la misma, es obvio que cada período tiene su dispensación. Las épocas se mencionan a menudo en la Biblia
(Ef. 2: 7; 3:5, 9; He. 1:2). La Biblia también hace
distinción de épocas (Jn. 1:17;
cf. Mt. 5:21-22; 2 Co. 3:11; He. 7:11-12).
Es probable
que el reconocimiento de las dispensaciones arroje más luz sobre el mensaje total
de las Escrituras que ningún otro aspecto del estudio bíblico. Muy a menudo sucede que el hecho de
tener un claro entendimiento de las, dispensaciones y de los propósitos que Dios ha revelado
en ellas ha llegado a ser el principio
de un valioso conocimiento de las Escrituras
y de un interés
personal en la Biblia misma. La relación del hombre con su Creador no es la misma en todas las edades.
Ha sido necesario someter
al hombre caído a ciertas pruebas. Esto es en parte el
propósito de Dios a través de las edades, y el resultado de las pruebas afrontadas
por el hombre ha sido en
cada caso una incuestionable demostración tanto de la pecaminosidad como del absoluto fracaso espiritual y moral del género humano. Y en el día final toda boca se cerrará, porque a través de muchos siglos
de
experiencia se habrá comprobado
la
maldad
o
insensatez de todos los
pensamientos del corazón del hombre.
Cada dispensación comienza, por
lo tanto, con el hombre divinamente establecido en una nueva posición de privilegio y responsabilidad, y termina
con
el
fracaso
humano
que trae como consecuencia la
manifestación del justo juicio de Dios. Si bien es cierto que existen algunos
hechos, tales como el carácter
santo de Dios, que permanecen invariables para siempre y que de consiguiente son
los
mismos
en
cada
edad, haya la vez
diferentes instrucciones
y responsabilidades que se limitan en cuanto
a su
aplicación a determinado
período.
En relación con todo esto
el
estudiante de la Biblia
debe
reconocer
la
diferencia
entre aplicación primaria y aplicación
secundaria de la Palabra de Dios. Solamente aquellas
porciones de las Escrituras que son destinadas
directamente para el hijo de Dios en este tiempo de gracia deben
ser objeto de una aplicación primaria o personal al cristiano. Se demanda que dichas instrucciones
reciban detallado cumplimiento. Cuando
se trata de aplicación secundaria debe observarse que, mientras es cierto que pueden
extraerse lecciones espirituales de cada porción
bíblica, esto no significa que el cristiano
esté en la obligación ante Dios de cumplir aquellos
principios que fueron la expresión de la voluntad
divina para la gente de otras dispensaciones. El hijo de Dios en el actual período de gracia no está en la misma situación de Adán o de Abraham, o de los israelitas en el tiempo de la Ley; ni es llamado tampoco a seguir aquella manera peculiar de
vida que según las Escrituras
se demandará de los hombres cuando el Rey haya regresado a establecer su reino terrenal.
Siendo que el hijo de Dios depende completamente de la instrucción
contenida en las páginas de la Biblia para dirigir sus pasos en la vida diaria, y siendo que los principios revelados en las diferentes dispensaciones son tan diversos y a veces tan contradictorios, es de gran importancia
para él reconocer las porciones bíblicas
que se aplican directamente a su propio caso, si es que va a vivir
de
acuerdo a la
voluntad divina
y
para
la gloria
de
Dios. En la consideración
del testimonio total de la Biblia, es casi tan importante para el creyente que desea hacer la voluntad
divina conocer lo que no le concierne
directamente como aquello que
tiene directa referencia a él.
Es obvio que, aparte del conocimiento de la verdad dispensacional, el creyente no podrá
adaptarse
inteligentemente al presente propósito
de Dios en el mundo. Sólo ese conocimiento le salvará de
caer en aquella sujeción a la ley que caracterizó a la dispensación pasada o de querer llevar a cabo
en la actualidad el programa de transformación mundial
perteneciente a la dispensación por
venir.
Debido a la imperfección de las traducciones, algunas verdades importantes se hallan ocultas para
el que lee solamente el texto corriente de la Biblia. Por ejemplo, la palabra griega aion, que
significa una «edad» o dispensación, se
traduce
«mundo» en unas
cuarenta ocasiones.
Por
ejemplo, cuando se dice en Mateo 28:20 «hasta el fin del mundo», la referencia no es al fin del
mundo material, lo que a su debido tiempo tomará lugar (2 P. 3:7; Ap. 20:11; Is. 66:22), sino más bien
al fin de esta edad. El fin del mundo no se acerca, sino el fin de la presente
edad. Según las Escrituras hay en todo siete grandes dispensaciones, y es evidente que nosotros estamos viviendo
cerca del fin de la sexta de
ellas. La edad del reino
milenial (Ap. 20:4, 6) está
todavía por venir.
Una dispensación se caracteriza más o menos por las nuevas responsabilidades
que Dios le señala al hombre al principio de ella y por los juicios divinos con que la misma termina. Las siete dispensaciones son las siguientes:
1) Inocencia, 2) conciencia, 3) gobierno, 4) promesa, 5) ley, 6)
gracia, 7) reino milenial.
Al estudiar las dispensaciones hay ciertos principios
esenciales para entender
esta enseñanza. El dispensacionalismo se deriva de una interpretación normal o literal de la Biblia. Es imposible interpretar la Biblia en su sentido normal y literal sin darse cuenta de que hay diferentes eras y diferentes dispensaciones. Un segundo principio es el de la revelación progresiva, esto es, el
hecho reconocido por prácticamente todos los estudiantes de la Escritura de que la revelación
es dada en etapas. Tercero, todos
los
expositores de la
Biblia necesitarán
reconocer que una
revelación posterior en cierto grado sustituye a una revelación primaria con un cambio resultante en reglas de vida en las cuales pueden cambiarse o modificarse y añadirse
nuevos requisitos. Por ejemplo, mientras que Dios mandó a Moisés a matar un hombre por cortar leña en un sábado
(Nm. 15:32-36), ninguno aplicaría este mandamiento hoy porque vivimos en una dispensación
diferente. Aunque se distinguen
frecuentemente siete dispensaciones en la Escritura, tres son más importantes que las otras; ellas son: la dispensación de la ley, gobernando a Israel en el Antiguo Testamento desde el tiempo de Moisés; la dispensación de la gracia, la era presente; y la futura dispensación del reino milenial.
B. DISPENSACION DE
LA INOCENCIA: ERA DE LIBERTAD
Esta dispensación
comenzó con la creación del hombre (Gn. 1:26-27) y continúa hasta Génesis
3:6. En esta dispensación al hombre le fue dada la responsabilidad humana de ser fructífero,
dominar la tierra, tener dominio sobre los animales, usar los vegetales
para comer y cuidar del
huerto del Edén (Gn. 1:28-29;
2:15). Sin embargo, fue dada una prohibición; se instruyó al
hombre para que no comiese del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn. 2:17). Aunque al hombre se le concedió un estado bendito,
un cuerpo, mente y naturaleza
perfectos, y todo lo necesario para disfrutar
de la vida, Eva sucumbió ante la tentación y comió el fruto prohibido
y Adán se unió a ella en su
acto de desobediencia (Gn. 3:1-6). Como resultado vino el juicio divino, la muerte espiritual,
el
conocimiento
del
pecado, el
miedo
hacia Dios y la pérdida
del
compañerismo.
Aun en estas circunstancias Dios introdujo
el principio de la gracia con una promesa del
Redentor (Gn.
3: 15) y proveyó túnicas de pieles, típica provisión de la redención
(Gn. 3:21).
Ellos fueron expulsados fuera del huerto, pero se les permitió vivir sus vidas naturalmente (Gn.
3:23-24) y con el juicio de Dios sobre ellos comenzó una nueva dispensación. En la dispensación
de la inocencia Dios reveló la falla del hombre, le dio la promesa de un Redentor que vendría, reveló
su soberanía en juzgar a
sus criaturas e introdujo
el principio de gracia.
C. DISPENSACION DE LA
CONCIENCIA: ERA
DE
LA DETERMINACION HUMANA
Esta dispensación, que comienza en Génesis 3:7 y se extiende hasta Génesis 8: 19, trajo nuevas responsabilidades sobre el hombre, establecidas en el así llamado pacto con Adán y Eva. Se emitió una maldición sobre Satanás (Gn. 3:14-15), pero también cayó una maldición sobre
Adán y Eva (Gn. 3:16-19). Aunque no se revela un código detallado de moral dado al hombre en este
tiempo, se le exigió que viviera de acuerdo a su conciencia y guardando el conocimiento de Dios a medida que le fuera dado. Sin embargo, bajo la conciencia, el hombre continuó fallando tanto
como lo había hecho siempre. La conciencia podía convencer, pero no traería victoria (Jn. 8:9;
Ro. 2:15;
1 Co. 8:7; 1 Ti. 4:2).
Los hijos de Adán tenían su
naturaleza pecaminosa
manifestada en el hecho de rehusarse a traer un sacrificio de sangre (Gn. 4:7) y el asesinato
de Abel por Caín (Gn.
4:8). La civilización resultante de Caín fue
pecadora (Gn. 4:16-24), y la muerte física se convirtió en algo común (Gn. 5:5-31). La maldad
del corazón humano alcanzó a tal estado que
otra vez el juicio fue necesario (Gn. 6:5, 11-13). El juicio se manifestó
sobre Caín (Gn. 4:10-15), y
en la Humanidad
en general en la muerte (Gn. 5). Finalmente Dios tuvo que traer el diluvio
universal sobre la tierra (Gn.
7: 21-24).
Sin embargo, en este período también fue manifestada la gracia divina, puesto que algunos fueron salvos, como Enoc (Gn. 5:24), y la familia de Noé fue salva por el Arca (Gn. 6: 8-10; He.
11:7). La dispensación terminó con el diluvio en el cual solamente la familia de
Noé fue salvada.
El propósito
de Dios en esta dispensación fue el de demostrar nuevamente la caída del hombre
bajo la nueva situación
en la cual éste se desempeñaba bajo su conciencia. Sin embargo, en este
período Dios preservó la línea del futuro Redentor, demostrando su soberanía en juzgar al mundo
por medio del diluvio y manifestando
su gracia a Noé y su familia.
D. DISPENSACION DEL GOBIERNO HUMANO: PACTO CON NOE
Esta dispensación
cubre el período desde Génesis 8:20 a 11:9. A Noé Dios le dio un pacto incondicional (Gn. 8:20-9:17), en el cual El prometió que no habría más destrucción
por diluvio (Gn. 8:21; 9:11). Dios
prometió que las estaciones en el curso de la naturaleza no cambiarían (Gn.
8:22) y le dio nuevamente al hombre el
mandamiento
de multiplicarse (Gn. 9:1) y de
continuar su dominio sobre los animales (Gn. 9: 2); el comer carne era permitido
ahora, aunque la sangre
estaba prohibida (Gn. 9:4). Lo más importante fue el establecimiento de la esencia del gobierno,
en el
cual se le dio al hombre el
derecho de matar a los asesinos (Gn. 9:5-6).
En este pacto, así como en los
otros, hay fracaso humano, como lo
indica la embriaguez
de Noé
(Gn. 9:1) y la irreverencia de Cam (Gn. 9: 22). Es un período de deterioro
moral y religioso (Gn.
11:1-4). El gobierno humano, como la conciencia, fracasaron en reprimir el pecado del hombre, y
el resultado fue la torre de Babel (Gn. 11:4). El juicio de Dios fue confundir su lengua (Gn. 11:5-
7), y la civilización humana
fue dispersada
(Gn. 11:8-9).
En este período, sin embargo, la gracia
fue
evidente
en cómo el remanente
de Dios fue preservado y en la selección de Abraham (Gn. 11:10 - 12:3). También fue preservada
la simiente de la mujer y Dios fue manifestado en forma soberana.
La dispensación finalizó con el juicio de la Torre
de Babel y los preparativos para la próxima dispensación. Es importante notar que ambos
-la conciencia
y el gobierno humano- continúan
en dispensaciones
posteriores.
Sólo Abraham y
su
simiente
entran bajo la dispensación de la
promesa.
En
general,
la dispensación del gobierno humano reveló el fracaso del hombre bajo esta nueva regla de vida, el juicio selectivo de Dios, y se continuó
manifestando la gracia divina.
E. DISPENSACION DE
LA PROMESA: PACTO CON ABRAHAM
Este pacto,
que
comienza
en
Génesis 11: 10, se extiende
hasta Exodo 19:2. En él
la
responsabilidad humana fue dada en la forma de confiar en las promesas de Dios reveladas a Abraham. El contenido de su revelación divina incluía la promesa a Abraham (Gn. 12:1-2; 13:16;
15:5; 17:6); la promesa a Israel, la simiente de Abraham, de la que saldría una gran nación y el canal para el cumplimiento de la promesa de Dios (Gn. 12:2-3; 13:16; 15:5,18-21; 17:7-8; 28:13-
14; Jos. 1:2-4); y una promesa de bendición
a toda la tierra a través de Abraham (Gn. 12:3), El
principio fue también establecido de manera que Dios bendijera a aquellos que bendijeran a
Abraham y maldijera a aquellos que
maldijeran la simiente de Abraham.
El pacto abrahámico es uno de los pactos importantes de la Biblia e incluye la provisión de que
Israel sería una nación para siempre, tendría el título de su tierra para siempre, sería bendecida en cosas
espirituales, estaría bajo la protección divina y tendría
el signo especial de la circuncisión
(Gn. 17:13-14).
El pacto era a la vez de gracia en principios e incondicional,
por cuanto no dependía
de la fidelidad humana, sino en la fidelidad de Dios. Solamente cumplidas parcialmente en el tiempo en que
vivió Abraham,
las bendiciones
y
promesas
del
pacto abrahámico
continúan en su cumplimiento hacia el fin de la historia humana. Algunas
de las bendiciones inmediatas del pacto
para alguna generación particular estaban condicionadas a la obediencia,
pero el pacto en sí era
declarado como un pacto eterno (Gn. 17:7, 13, 19 1 Cr. 16: 16-17; Sal. 105: 10). El pacto con Abraham
fue dirigido
primeramente
a
Abraham y sus
descendientes hasta
donde
estaba comprometida la responsabilidad dispensacional. El mundo como un todo continuaba
bajo el gobierno humano y la conciencia como su responsabilidad primaria.
Bajo el pacto abrahámico, sin embargo, había un constante
patrón de fracaso,
el cual fue
manifestado en la demora de ir a la Tierra Prometida (Gn. 11:31); en Abraham al ser el padre de
Ismael (Gn. 16:1-16); y en descender a Egipto (Gn. 12:10 - 13:1). Es evidente, sin embargo, que
Abraham creció en fe y en gracia y finalmente tenía la voluntad de sacrificar aun a su hijo Isaac
en obediencia a Dios (Gn. 22). Siguiendo a Abraham, Isaac fracasó
viviendo tan cerca de Egipto
como era posible sin violar el mandamiento de Dios. (Gn. 26:6-16). De la misma manera, Jacob falló en no creer en la promesa hecha a su madre cuando él nació (Gn. 25:23; J 28:13-15, 20); él fue culpable de mentira, engaño y de regatear (Gn. 27:1-29), y eventualmente se movió fuera de
la tierra hacia Egipto para evitar el
hambre
(Gn. 46:1-4).
En Egipto, Israel también le falló a Dios en sus quejas
y falta de fe (Ex. 2:23; 4:1-.10; 5:21;
14:10-12;
15:24), en su deseo de volver a Egipto (Ex. 14:11-12) y en su constante murmuración
(Ex. 15:24; 16:2; Nm. 14:2; 16:11, 41; Jos. 9:18). Su fracaso es evidente tanto en el momento en que fue dada la ley como posteriormente en su falla en cuanto a confiar en las promesas de Dios
en Cades
Barnea (Nm.
14). El
fracaso
bajo
el período
cuando
la promesa abrahámica
era especialmente su
responsabilidad resultó en la pérdida temporal de la tierra, su esclavitud en Egipto, y en su viaje errante por el desierto
antes de entrar en la tierra. Su fracaso estableció la
etapa para la promulgación de la ley mosaica. En la dispensación de la promesa había mucha
gracia divina ilustrada en el constante cuidado de Dios por su pueblo, su liberación de Egipto y la institución de la
fiesta de la Pascua. La dispensación de la
promesa
termina en el
momento
en que fue dada la ley (Ex. 19), pero finaliza sólo en el sentido de ser el principio
o prueba principal
de responsabilidad. La dispensación de la promesa continúa
hacia el fin de la historia,
y muchas de
sus promesas están aún en vigencia como un objeto de fe y esperanza.
Las promesas hechas a Abraham son la base para las dispensaciones posteriores
de la gracia y del reino. Hasta cierto punto las promesas nunca
acaban y son cumplidas en un estado eterno. La dispensación de la promesa estableció claramente el principio
de la soberanía divina,
proveyó un canal de revelación
divina especial para la
nación de Israel, continuó la provisión
de la redención y bendición divinas, reveló la gracia de Dios y prometió un testimonio para el mundo. Como las otras dispensaciones, sin embargo terminó en fracaso en lo que se refiere a la conformidad con la voluntad de Dios y preparó el terreno para la introducción de la ley como un ayo para traer a los creyentes a Cristo
(Gá. 3:24).
F. LA DISPENSACION DE LA LEY
La dispensación de la ley comienza
en Éxodo 19:3 y se extiende
a través de todo el período
hasta el día de Pentecostés
en Hechos 2, aunque la ley finalizó en un sentido en la cruz. Ciertas
porciones como el evangelio
de
Juan
y
algunos pasajes selectos en
los
otros evangelios
anticiparon, sin embargo, la
era presente de la gracia.
La ley mosaica fue dirigida solamente a Israel, y los gentiles no eran juzgados por sus normas.
La ley contenía
un
detallado sistema
de
obras,
incluidas tres
principales divisiones: los mandamientos (la voluntad expresada de Dios, Ex. 20: 1-26); los juicios (la vida social y civil de
Israel, Ex. 21: 1 - 24: 11); y las ordenanzas (la vida religiosa de Israel, Ex. 24: 12 - 31: 18). El
sistema de sacrificios
y del sacerdocio que fue incluido era tanto legal
como de gracia. El
gobierno en esta dispensación era una teocracia, un gobierno por medio de Dios a través de sus profetas, sacerdotes y (más tarde) reyes. El pacto mosaico fue también de carácter temporal, en vigencia sólo hasta que Cristo
viniese (Gá.
3:24-25).
La
naturaleza de la
dispensación era condicional, esto es, la
bendición estaba condicionada a la
obediencia.
Por primera
vez en la historia la Escritura reveló un
completo y detallado sistema religioso
bajo la ley, proveyó el terreno para la limpieza y el perdón, la adoración, y oración, y ofreció una
esperanza futura.
Bajo la ley hubo constante fracaso. Esto es evidente especialmente en el período de los jueces,
pero siguió hasta después de la muerte de Salomón y la división del reino de Israel en dos reinos.
Hubo períodos
cuando la ley fue completamente olvidada e ignorada y la idolatría
reinaba en forma suprema. El Nuevo Testamento continúa el registro
de fracasos, que culmina en el rechazo
y crucifixión de Cristo, quien
en su vida guardó la ley en forma perfecta.
Fueron infringidos muchos juicios durante la dispensación de la ley como se describe en
Deuteronomio 28:1 - 30:20. Los mayores juicios fueron el cautiverio bajo Asiria y Babilonia, de los cuales
retornaron en el tiempo debido. Los juicios de Israel
también vinieron después
del término de
la
dispensación e incluyeron la destrucción
de Jerusalén en el año 70 d.C. y la
dispersión mundial de Israel. La gran tribulación,
otro
tiempo de angustia para
Jacob, está todavía por delante (Jer. 30:1-11;
Dn. 12:1; Mt. 24:22).
Bajo la ley,
sin embargo, también
era administrada la gracia divina
en aquel
sistema de sacrificios que fue provisto como una vía de restauración para el pecaminoso
Israel, y el Dios paciente se manifiesta en la provisión de profetas,
jueces y reyes y en la preservación de la nación. En repetidas ocasiones el arrepentimiento de Israel fue aceptado
por Dios, y a través de este período fue escrito el Antiguo Testamento. La bendición
coronadora fue la venida de Cristo como el
Mesías de Israel, a quien
la nación entera rechazó.
En un sentido la dispensación de la ley terminó en la cruz (Ro. 10:4; 2 Co. 3:11-14; Gá. 3:19,
25).
Pero
en
otro sentido
no
concluyó hasta el
día de Pentecostés,
cuando
comenzó la
dispensación de la gracia. Aunque
la ley finalizó
como una regla específica de vida, continúa
siendo una revelación de la justicia de Dios y puede ser estudiada
con provecho por los cristianos
para determinar el carácter santo de Dios. Los principios morales que resaltan la ley continúan, puesto que Dios no cambia; pero los creyentes hoy día no están obligados a guardar los detalles de la ley, dado que la dispensación ha cambiado y la regla de vida dada a Israel no es la regla de
vida para la iglesia.
A pesar de ello, pueden hacerse varias
aplicaciones de la ley, aunque una
interpretación estricta sólo relaciona
a la ley mosaica
con Israel.
El propósito
de la leyera proveer una regla justa de vida y traer el pecado a condenación. La
experiencia de Israel bajo la ley demostró que la ley moral, cívica y religiosa
no puede salvar o
santificar. La ley nunca fue propuesta para proveer la salvación
para el hombre, ya sea mientras
estaba en vigencia o después, y por medio de su naturaleza
era débil, por cuanto
no podía justificar (Ro. 3:20; Gá. 2:16); no podía santificar
o perfeccionar (He. 7: 18-19); estaba limitada
en su vigencia y duración
(Gá. 3:19); no podía regenerar
(Gá. 3:21-22),
y sólo podía hacer manifiesto el pecado (Ro. 7: 5-9; 8:3; 1 Co. 15:56). La ley
hizo posible que Dios demostrara
que todos eran culpables y que toda boca calló (Ro. 3:19), e
hizo evidente la necesidad de Cristo
(Ro. 7:7-25; Gá.3:21-27).
G. DISPENSACION
DE LA GRACIA
La dispensación de la gracia comienza justamente en Hechos 2 y continúa a través del Nuevo Testamento, culminando con el arrebatamiento de la iglesia. Algunas enseñanzas concernientes a la dispensación de la gracia fueron introducidas antes, como en Juan 13-17. Las Escrituras
que se relacionan con esta dispensación se extienden desde
Hechos 1 hasta Apocalipsis 3.
La dispensación de la gracia fue dirigida
solamente a la iglesia, puesto que el mundo como un
todo continúa bajo la conciencia y el gobierno humanos. En ella, la salvación
se revela que es por la fe únicamente, lo cual fue siempre verdad,
pero ahora se hace más evidente (Ro. 1:16; 3:22-28;
4:16;
5:15-19). Las altas normas de gracia elevan a esta
dispensación por sobre todas las reglas
de vida previas (Jn.
13:34-35; Ro. 12:1-2; Fil. 2:5; Col. 1:10-14; 3:1; 1 Ts. 5:23).
Sin embargo, bajo la gracia el fracaso fue también evidente, puesto que la gracia no produjo ni la aceptación universal de Cristo ni una iglesia triunfante. De hecho, la Escritura
predijo que habría apostasía dentro de la iglesia profesante
(1 Ti. 4:1-3; 2 Ti. 3:1-13; 2 P. 2-3; Jud.). Aunque Dios está cumpliendo sus propósitos en llamar a gentes para su nombre de entre los judíos y gentiles, la porción
profesan te pero no salva de la iglesia dejada atrás en el arrebatamiento será juzgada en el período entre el arrebatamiento y la venida de Cristo para establecer
su reino (Mt.
24:1-26; Ap. 6-19). La iglesia verdadera será juzgada en el cielo en el tribunal de Cristo (2 Co.
5:10-11).
En esta edad presente la gracia divina es especialmente evidente en la venida de Cristo (Jn.
1:17), en la salvación
del creyente y en nuestra posición ante Dios (Ro. 3:24; 5:1-2, 15-21; Gá.
1:1 - 2:21; Ef. 2:4-10), y en la
naturaleza de la gracia como una regla de
vida (Gá. 3:1 - 5:26).
La dispensación de la gracia termina con el arrebatamiento
de la iglesia,
el cual será seguido por el juicio de la iglesia profesante (Ap. 17:16). La era de la gracia es una
dispensación diferente en lo que
concierne a abarcar
a creyentes judíos y gentiles.
Por contraste, la ley de Israel era solamente para Israel,
el gobierno humano era para el mundo entero, y la
conciencia se extiende a toda la gente.
En la presente dispensación la ley mosaica está completamente cancelada en cuanto a su
aplicación inmediata, pero continúa para testificar de la santidad de Dios y provee muchas lecciones espirituales para ser aplicadas.
Aunque todas las dispensaciones contienen un elemento de gracia, la dispensación de la
gracia es la suprema manifestación de
ambas
cosas, la totalidad de la salvación recibida y en cuanto
a una regla de vida.
H. DISPENSACION
DEL REINO
La dispensación del reino comienza con la segunda
venida de Cristo (Mt. 24; Ap. 19) y es
precedida por un período de tiempo en el cual se incluye la tribulación, el cual hasta cierto grado es
un período transitorio. Las Escrituras
que se aplican a ello son todos los pasajes del reino futuro, ya sea en el Antiguo o Nuevo Testamento (siendo las principales Sal. 72; Is. 2:1-5; 9:6-
7,11; Jer. 33:14-17; Dn. 2:44-45;
7:9-14, 18, 27; Os. 3:4-5;' Zac. 14:9; Lc. 1:31-33; Ap. 19-20).
En el reino, la responsabilidad humana será obedecer al rey, quien regirá con vara de hierro (Is.
11:3-5; Ap. 19:15). El reino será teocrático, esto es, una reglamentación de parte de Dios, y habrá un
sistema renovado de sacrificios y sacerdocio
(Is. 66:21-23; Ez. 40-48). Un rasgo excepcional
de este período es que Satanás será atado y los demonios permanecerán inactivos (Ap. 20:1-3, 7). El reino,
sin embargo, también será un período de fracaso
(Is. 65:20; Zac. 14:16-19), y habrá
rebelión al final del mismo (Ap.
20:7-9).
El juicio divino
que sigue incluye la
destrucción de los rebeldes por medio del fuego (Ap. 20:9)
y la
destrucción de la antigua tierra
y cielo por fuego (2 P.
3: 7, 10-12).
En el reino milenial la gracia divina también se revela en el cumplimiento del nuevo pacto (Jer.
31:31-34), en cuanto a salvación
(Is. 12), en prosperidad física y temporal (Is. 35), en abundancia de
revelación (Jer. 31: 33-34), en perdón de pecado (Jer. 31:34) y en la recolección de Israel (Is.
11:11-12; Jer. 30:1-11; Ez. 39:25-29). El reino milenial
termina con la destrucción de la tierra y cielo por fuego y es seguido por el
estado eterno (Ap. 21-22).
La dispensación del reino difiere de todas las dispensaciones anteriores en que es la forma final
de la prueba moral. Las ventajas de la dispensación incluyen un gobierno perfecto,
la presencia inmediata y gloriosa de Cristo, el conocimiento universal de Dios y el término de los tiempos de salvación, y Satanás que permanece inactivo. En muchos puntos la dispensación del reino es suprema
y trae a su consumación los tratos de Dios con el hombre. En las dispensaciones Dios ha demostrado
cada significado posible de los tratos con el hombre. En cada dispensación el hombre
fracasa y la gracia de Dios es suficiente.
En las dispensaciones se cumple el propósito de Dios de manifestar su gloria, en el mundo natural y en la historia humana. A través de la eternidad nadie podrá levantar
la pregunta de si Dios podría haber dado al hombre otra oportunidad
para alcanzar la salvación
o la santidad por
medio de su propia
habilidad. Un conocimiento de las dispensaciones es, de acuerdo a ello, la clave
para el entendimiento del propósito de Dios en la historia y el despliegue
de la Escritura, la cual
registra los tratos
de Dios con el hombre y su revelación divina concerniente a sí mismo.
PREGUNTAS
1. ¿Cuán importante es la doctrina
de las dispensaciones?
2. ¿Cómo puede
definirse una dispensación?
3. Contrastar una dispensación y una época en la Biblia.
4. ¿Qué caracteriza
en general el comienzo y el
fin de cada dispensación?
5. ¿Cómo puede
distinguirse una aplicación primaria y secundaria de
la Palabra de Dios?
6. ¿Cómo ofrece la interpretación dispensacional una explicación de instrucciones escriturales que parecen contradictorias?
7. ¿Qué siete dispensaciones
se reconocen comúnmente en la Escritura?
8. ¿Cómo se
relaciona la interpretación normal o literal al dispensacionalismo?
9. ¿Cómo se
relaciona la revelación progresiva
al dispensacionalismo?
10. ¿Cómo explica el dispensacionalismo los cambios
en las
reglas de vida?
11. ¿Cuáles
dispensaciones son las más importantes?
12. ¿Cuál era el requisito para el hombre
bajo la dispensación de la inocencia?
13. ¿Cómo se
mostró la gracia en la dispensación
de la inocencia?
14. Explique
la revelación de Dios en la dispensación de la Inocencia.
15. ¿Hasta qué grado la dispensación de
la conciencia revela el fracaso humano?
16. ¿Cómo se
mostró la gracia en la dispensación
de la conciencia?
17. ¿Cuáles fueron algunos
de los
resultados sobresalientes de la dispensación de la conciencia?
18. ¿Cuál era el requisito para el hombre
bajo la dispensación del
gobierno humano?
19. ¿Hasta qué punto el hombre fracasó bajo el gobierno humano?
20. ¿Hasta qué punto se mostró la gracia en el gobierno humano?
21. ¿Qué reveló la dispensación del
gobierno humano?
22. ¿En qué sentido las dispensaciones de la conciencia
y el gobierno humano continúan hoy día?
23. ¿Qué fue provisto en la dispensación de la promesa, y qué se requirió del hombre con respecto a ello?
24. Explicar
cómo la dispensación de la
promesa
no se ex tendió a toda la raza.
25. Describir el fracaso
humano bajo la dispensación de la promesa.
26. ¿Cómo se
mostró la gracia divina en la
dispensación de la promesa?
27. ¿Quiénes fueron colocados bajo la
dispensación de la ley?
28. Nombrar
las divisiones principales de la ley.
29. ¿Cuán completa era la ley como un
sistema religioso
detallado?
30. Describir, en general, el fracaso de Israel bajo la
ley.
31. ¿Hasta qué grado se mostró la gracia bajo la ley?
32. ¿Cuándo terminó la ley?
33. Describir la extensión y la limitación del propósito de la ley.
34. ¿A quiénes
fue dirigida la dispensación de la gracia?
35. Caracterizar las normas de
gracia como una regla de vida.
36. ¿Hasta qué grado fue el fracaso
bajo la dispensación de la gracia?
37. ¿Qué hace
terminar
la dispensación de la gracia?
38. Contrastar la dispensación de la gracia con la dispensación de la ley.
39. ¿Cuándo comienza la dispensación del reino?
40. Nombrar algunos de los pasajes importantes de las Escrituras
que se relacionan
con el reino.
41. ¿Cuáles son algunos de los rasgos excepcionales de la dispensación del reino?
42. Describir el fracaso
y juicio en el final de la dispensación del reino.
43. ¿Qué se revela en el reino milenial concerniente
a la gracia?
44. ¿Cómo la
dispensación del reino difiere de todas las dispensaciones precedentes?
45. ¿Por qué
la dispensación del reino fue un clímax adecuado
al programa de Dios?